19.7.07

La niña prodigio a la que nadie quería enfrentar


Pedro Díaz G.
eme-equis

Desde hace 15 años un grito ha repetido Javier Ochoa en cada green que su pequeña Lorena pisa, invariablemente con paso triunfador.
--¡Ándale, mi chiquita!..
Alejandro, hermano mayor, es a la vez caddie y manager; la familia entera se ha entregado a la fascinación que ella ejerce en los campos de golf, desde entonces.
Tenía Lorena 5 años y su pasión por el deporte la hizo campeona estatal un año después. A los siete ya era la mejor golfista en todo México.
Cómo no quedar atrapados por la habilidad de Lorena al tomar por primera vez el estilizado bastón de golf, en el Guadalajara Country Club. Fue ahí donde se convencieron: estaba dotada de algo que nadie más tenía. Y decidieron encauzar su carrera.
Hoy tiene 25 años, es número uno de la Asociación Femenina de Golf y se le acusa de lo que ninguna otra deportista pudo hacer: revolucionar un deporte. Fue niña prodigio, los analistas la calificaban como una profesional precoz. Torneo que jugaba, lo ganaba. Nadie la quería enfrentar, sobre todo por las larguísimas distancias de sus golpes y la precisión en el juego corto.
A todo eso agregaba, además, una insuperable fortaleza mental.
Gustaba del montañismo, hizo triatlones, y ecotones (mountain-bike, trekking, nado, kayak y rappel), pesca deportiva, snowboard, basquetbol, y equitación.
Lorena creció en la casa paterna, en Tapalpa, a las afueras de Guadalajara. Allí fueron sus primeros golpes. Pero a los 18 años partió a la Universidad de Arizona, donde la esperaba una carrera en sicología deportiva, pero sobre todo la mejor escuela amateur de golf, justo donde se formó desde pequeño el mismo Tiger Woods.
Javier Ochoa, un vendedor de bienes raíces y Marcela Reyes, artista plástica, dedicaron tiempo y recursos para el engrandecimiento de su hija. Y no se equivocaron. Porque la inversión ha pagado con creces. Sólo en 2006 ganó dos millones de dólares, mientras que su cuenta bancaria lleva acumulados 4.8 millones de dólares desde que se hizo profesional. Hoy una fundación a favor de estudiantes mexicanos lleva su nombre. Con su esfuerzo, son financiados más de 300 mexicanos de escasos recursos.
Sus dos Premios Nacionales de Deportes (2001 y 2006) la hacen sentir un orgullo sólo comparable al de haber desplazado a su eterna rival, la sueca Anika Sorenstam, del primer puesto el panorama mundial del golf. Pero si algo la satisface es, al final de cada torneo, volver al lado de su familia. Disfrutar de los suyos.

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