9.8.07

Cómputo, breviario o cronología, de desencuentros


No es nueva la animadversión que se regalan mutuamente de cuando en cuando estos hombres del partido azul. Aún antes de aquel inoportuno viaje a España, cuando Manuel Espino dejó solo a Calderón con un escasísimo márgen en las votaciones y urgencia de legitimidad; como cuando… Ellos lo niegan, sistemáticamente. Pugna, enfrentamiento, hostilidad, desafío, pleito, enfrentamiento, rivalidad, competencia, provocación, reto o bravata; lo que estos personajes protagonizan será la historia, y por supuesto, la sociedad, quien se encargará de calificarlos

Por Pedro Díaz G.
eme-equis
Año: 1996. Felipe Calderón, entonces presidente nacional del PAN, envia a Manuel Espino, diputado federal quien hizo carrera en Chihuahua, a resolver la disputa por la candidatura al gobierno de Sonora, donde el priísta Manlio Fabio Beltrones presuntamente interviene con corruptelas entre dirigentes. Pero lejos de ayudar a Calderón, empeora el problema:

Adalberto “Pelón” Rosas, el más fuerte contendiente interno, es sustituido por Espino, quien postula a un débil candidato que pierde ante el priista Armando López Nogales. Sobre Espino cae el estigma de cómplice del gobernador Beltrones. Y le falla a su jefe Calderón. Y no es que tuviera confianza en él, sino que por días y meses Espino hizo antesala.

“Para que veas lo tesonero que se es cuando se trae consigna –revelaría el Comisionado Nacional de Pesca y ex candidato a gobernador de Sonora por el PAN, Ramón Corral Ávila-- . Todos los días lo veía Felipe. `¿Qué vamos a hacer con este diputado? Ahí está siempre’. A alguien se le ocurrió decir: ‘¿Qué tal si lo mandamos a Sonora?’ Así fue como nos lo mandan. No era miembro del CEN ni era nada, pero siempre estaba haciendo guardia para ver si podía hablar con el presidente”.

Mayo, 2004. Las raíces de Felipe Calderón están en el conservadurismo de la iglesia, gracias al apoyo de la jerarquía católica. Por ejemplo, en 1995, durante su campaña a la gubernatura de Michoacán, tuvo todo el apoyo del obispo Alberto Suárez Inda. Pero Manuel Espino es amigo de la pareja presidencial y ya viene la sucesión del CEN panista. Vicente Fox y Marta Sahagún tienen como candidato presidencial a Santiago Creel, y a Manuel Espino como su hombre para la dirigencia nacional del PAN, cuyo arribo no se entendería sin la decisión del Los Pinos. Los planes: arrollar a Medina Plascencia, hombre cercano a Felipe Calderón…

Marzo, 2005. Luis Felipe Bravo Mena premia a Manuel Espino y lo traslada de secretario general a presidente del PAN. Aunque Espino ha maniobrado para imponerse: tiene controlados a la mayoría de los jefes estatales y de ahí salen los candidatos, como él quiere y los que él quiere. Así se fortalece, se mantiene y controla al partido.

Pero apenas asume la presidencia del PAN, Espino tiene fuertes problemas con uno de los cuñados de Calderón: Juan Ignacio Zavala. Se identifica a Manuel Espino como lider del Yunque, y ha militado en otros grupos de ultraderecha.

Septiembre-octubre, 2005. Calderón se destapa: quiere ser candidato a la Presidencia. De inmediato es reprendido verbalmente por el presidente Fox, pero ya está metido la elección interna del PAN, con una cierta aureola de tecnócrata gris y sin carisma, y con escasas posibilidades de batir a Santiago Creel. Sin embargo, el 11 de septiembre Calderón se coloca a cabeza con el 45,7% de los votos, seguido, con el 35,5%, por Creel. El 2 de octubre Calderón vuelve a ganar con un voto acumulado del 48,5%. Y el 23 de octubre, ya sin sorpresas, obtiene un resultado parcial del 58%, cuota que alza su voto acumulado hasta el 51,6%, suficiente para ser declarado vencedor, a pesar de la molestia presidencial y partidista.

Mayo, 2006. Felipe gana, pues Espino estaba con Fox y con Santiago Creel. Entonces, durante la campaña el presidente del PAN trabajara en contra de Calderón, quien se la pasa tejiendo acuerdos para que Espino por las noches los destruya. La contracampaña de Espino le cuesta cuando menos tres puntos a Felipe, lo que presagia que los días postelectorales sean aún más difíciles y polarizantes. Rumbo al 2 de julio, Calderón enfrenta a una estampida desde la dirigencia de su propio partido y decide hacer a un lado a Manuel Espino de su campaña política.

Julio, 2006. Ya: a las urnas; elecciones, el trinfo… Y cuando se esperaba el mensaje de Calderón Hinojosa como presidente electo de México, en una evidente demostración de la ruptura Espino le arrebata la palabra, le roba su momento y lanza un mensaje duro, principalmente en contra del PRD y su ex candidato presidencial. Después deja que el presidente electo hable. Ante el cierre milimétrico y la decisión impugnada, Espino deja la conducción del proceso partidista en estos días claves. Se habla de que va mejor tras la búsqueda del liderazgo internacional de los partidos socialcristianos de América Latina. El propio Espino denuncia maniobras del equipo de Calderón, operando para obstruirle y boicotearle la elección. Todavía no amanece el esperado 3 de julio cuando, con todo el Comité Ejecutivo Nacional, Manuel se va a España; estará allá más de un mes. En uno de los momentos más espinosos del conflicto poselectoral siguió la ruta de Santiago de Compostela. Su distanciamiento y su desentendimiento de los problemas que agobiaban al candidato de Acción Nacional no pudieron ser ni más evidentes ni más contundentes.

Agosto, 2006. Espino ganó la dirección nacional por las alianzas regionales que construyó y por el respaldo de Los Pinos. Pero a la salida de Fox su suerte cambiaría. Su desdén al nuevo presidente le plantea un adverso futuro. Espino es bravo, malhablado, de pocas pulgas; lanza dardos envenenados a figuras de los más altos niveles de poder. Apenas conocido el triunfo calderonista en las urnas, el presidente del partido declara que si el primer mandatario trataba de meter las manos al PAN, habría alguien que de un manazo se las retirara. En el libro “El Presidente Electo”, del periodista Salvador Camarena, el dirigente panista reveló haber detenido los intentos de Calderón como candidato presidencial para imponerle personajes en la estructura del Comité Nacional del PAN; a las pretensiones del abanderado de tener a un secretario de finanzas de toda su confianza, Espino respondió con un rotundo no, y con la sugerencia de que mejor pusiera un encargado de las cuentas monetarias de la campaña.

11 de septiembre, 2006. Culminan los festejos por haber ganado la elección. Manuel Espino y Felipe Calderón intentan mostrar un rostro unido ante la militancia —25 mil panistas les observan—, en la Plaza de Toros México. Pero el intento en este festejo dominical no resulta: Calderón no aplaude una sola vez a su correligionario, al que ha dado la espalda en más de una ocasión. No aplaude cuando casi todo el templete lo hace (su equipo de campaña —hoy de transición— también guarda silencio). No se pone de pie al finalizar la intervención de Espino: tampoco se acerca a abrazarlo, pese a que sí lo hace con el resto de los oradores, sean la velocista Ana Gabriela Guevara, el director técnico de la Sub–17 de futbol, Jesús Ramírez, o una mujer discapacitada. Incluso juguetea con un fólder color carne que trae entre manos mientras el sonorense habla.

14 de septiembre, 2006. Aniversario 67 del PAN. No asisten ni Vicente Fox ni Felipe Calderón. Pero dice Manuel Espino a la prensa: “Estábamos conscientes de que el evento se podría llevar a cabo, desgraciadamente, sin su presencia, y en ese sentido no hay ningún problema”.

--Se habla reiteradamente del distanciamiento que hay con usted y el presidente electo, Felipe Calderón, ¿Cuál es la relación en qué momento se encuentra?

--Hemos dicho muchísimas veces, que no hay tal distanciamiento; el presidente electo sabe exactamente su papel, su función, en este momento de la vida del país; el presidente del partido sabe cuál es la propia; en reiteradas ocasiones hemos expresado ambos nuestra voluntad de ensamblar la tarea política del partido y la del gobierno en el proyecto común que nos une y que es el construir mejores condiciones de vida para todos los mexicanos; partido y gobierno estarán de la mano trabajando para beneficio de todos los mexicanos. Gracias.

Septiembre, 2006. César Nava y Florencio Salazar, integrantes del equipo de Calderón, salen del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, con lo que el presidente electo se queda sin representación en la dirigencia de su partido. Espino veta uno de los planes del presidente Calderón, colocar al doctor Jaime Sepúlveda en la Secretaría de la Salud; prefiere a José Ángel Córdova Villalobos, más cercano a la derecha que representa ese sector del PAN. Busca refugiarse en un cargo internacional y lanza su candidatura para encabezar la Organización Demócratacristiana de América (Odca), que agrupa a partidos con tendencias similares en el continente. Espino y su gente son descorteses con César Nava, representante personal de Calderón, en la sede de la Odca.

Enero, 2007. Espino ya es el presidente de la Odca. Pero no le fue sencillo, pues cuando decidió postularse fue objeto de una ofensiva. Desde el entorno más cercano del Presidente electo se intentó, sin éxito, frustrar su candidatura. La guerra no había cesado, simplemente se había desplazado de la política nacional a la continental. Antes, el presidente del PAN, haciendo uso de sus facultades, le había impuesto al Presidente de la República a los coordinadores (Héctor Larios y Santiago Creel) para la fracción panista en el Congreso. Espino instala la sede de la ODCA en la Ciudad de México y busca incorporar a la vida activa de su partido al ex mandatario Vicente Fox, “sin que ello se interprete como injerencia en el espacio de responsabilidad del presidente Felipe Calderón”: a sólo 57 días de haber entregado la banda presidencial, Fox cortaría el listón inaugural de la sede de la Organización Demócrata Cristiana de América y sería orador en el acto, pero el mismo Fox, en un inusual arrebato de mesura, declina pues no le parece adecuado hacerlo en el momento en que el presidente Calderón realiza una gira de trabajo por el extranjero.

24 al 30 de enero, 2007. Desde miles de kilómetros de distancia, durante su gira por Europa, Felipe Calderón asesta doble revés a quienes, encabezados por Manuel Espino, pretenden enfrentarlo con la incorporación de algunos que fueron miembros del gabinete de Vicente Fox. Primero, frustra la anunciada reaparición pública de Fox en la inauguración de las oficinas de la Odca, y, después, celebra el rotundo triunfo de Mariana Gómez del Campo Gurza, prima de Margarita Zavala de Calderón, como nueva líder de Acción Nacional en el Distrito Federal, al vencer a Carlos Gelista, a quien respaldaba de Espino en su intentó por reelegirse en el cargo. Calderón 2-0 desde Europa.

Febrero, 2007. En un intento por amainar el temporal. Felipe ofrece a Espino la Embajada de México en España, a cambio de no buscar repetir como dirigente en 2008. Es la tercera vez que se le propone, esta última en Los Pinos, directamente con Juan Camilo Mouriño, Jefe de la Oficina de la Presidencia. La respuesta es negativa.

Marzo de 2007. “Manuel Espino carece de autoridad moral para negar el derecho de cualquier funcionario panista a opinar y participar en la vida interna del partido, porque él llegó a la presidencia nacional del Partido Acción Nacional con el apoyo de Marta Sahagún desde la residencia oficial de los Pinos”, acusó el senador Federico Döring, identificado como legislador calderonista.

22 de abril, 2007. Luego de abrazar a cuatro personas en forma consecutiva, Calderón se salta al líder nacional del PAN, Manuel Espino, al momento de saludar a los integrantes del podium, durante el festejo del vigésimo aniversario de Acción Juvenil.

14 de mayo, 2007. Felipe y Manuel se pelean por ganar la mayoría de los consejeros que les permita el control del partido el próximo 2 de junio. Cada uno cuenta con 150 de los 300 consejeros nacionales que asumirán en la Asamblea Nacional del blanquiazul, de acuerdo con los resultados de las elecciones recientes en los estados y a proyecciones de integrantes de la dirigencia del blanquiazul. Calderón intenta frenar una reelección de Espino.

Lo relevarían: Germán Martínez Cázares, actual secretario de la Función Pública, o César Nava, secretario de la Presidencia. Espino impulsaría su reelección o, en su defecto, apoyaría a Carlos Abascal Carranza, actual secretario general adjunto del CEN panista.

Se trata, pues, de una pelea entre los sectores “tradicionalistas” que buscan rescatar al partido de los grupos nocivos que lo controlan actualmente y devolverle sus valores originales y los que pretenden entregarlo al Yunque, es decir, a las fuerzas más fundamentalistas de la derecha.

La guerra no termina, no amaina. Su capítulo más reciente es el nombramiento de Carlos Abascal como secretario adjunto del PAN y de Luis Ernesto Derbez como responsable de las relaciones internacionales del partido.

22 de mayo, 2007. En conferencia de prensa, Manuel Espino confronta a Juan Camilo Mouriño por entrometerse en el proceso electoral de Yucatán, provocando conflictos con los propios panistas. “Debo decirles que ayer le dije a Juan Camilo Mouriño que espero respeto en los comicios que vienen y que no manden desde Los Pinos operadores políticos que no se coordinen con la dirigencia del partido”.

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