24.8.07

Un año con Felipe Calderón


Es tiempo de realizar evaluacioness.
Paso a paso, nuestra revista ha dedicado esta semana a la recopilación de diversas opiniones con los estudiosos, los analistas, los expertos en salud, esducación, finanzas, y, entro otros, seguridad.
Georgina Sánchez fue requerida por este reportero para que virtiera su opinión. Cuestiones de tiempo impidieron incluirla en la revista, debido al cierre de edición el jueves por la noche. No debe perderse en mi bandeja de recibidos.
Lo expongo aquí, junto con la opinión de la doctora Sara Pérez Kasparian, encargada de Derecho de la Universidad Anáhuac.
Documentos indispensables para entender la modernidad política y el caos.
Un año vestidos de azul.

Pedro Díaz G.
eme-equis
Georgina Sánchez, consultora independiente:
A pesar de que la inseguridad es, desde hace años, un problema cotidiano para los mexicanos, tal vez uno de los primeros sorprendidos al conocer la magnitud del problema fue Felipe Calderón. En efecto, durante el gobierno del presidente Fox la gravedad del problema fue minimizada por la captura de varios importantes capos del narcotráfico, pero sobre todo, porque desde que comenzó la guerra por el mercado de la droga entre los propios cárteles, Fox ya se "había retirado" de una importante cantidad de ámbitos de la política y del gobierno que le parecían inmanejables o que representaban altos costos políticos. El principal de ellos era la inseguridad. Así, cuando comenzaron los homicidios, ejecuciones y la "naturaleza de la violencia" cambió hacia patrones aún más impacantes, como los desmembramientos, las vendettas contra niños, mujeres o familias de narcotraficantes, pareciera que una de las conclusiones lógicas del gobierno fue retirarse y "dejar que se mataran entre ellos" con lo cual ahorraban esfuerzos, muertos y desgaste político al gobierno.
Esa visión sólo podía provenir de quienes no tienen una visión política y se contentan ingenua -o perversamente- con salirse del problema. Los espacios vacíos de poder siempre se llenan, y en este caso, abarcaron a todo el país, con numerosas variantes de los mercados del delito. Pero a su llegada Calderón tal vez no conocía el grado de avance de la delincuencia. Es por ello que frente a una demanda legítima de la sociedad, lanzó los operativos con participación del ejército. En muy pocas semanas, esta acción había sido rebasada por la realidad. Insufienciencia de personal capacitado, un vacío profundo en las labores de inteligencia, dificultades en la integración de grupos conjuntos de civiles y militares en operaciones policíacas, y varias leguas de avance de la delincuencia organizada en las capacidades tecnológicas, estratégicas, organizativas, de espionaje, financieras y de corrupción hacían impensable ganar esta guerra.
Esa es una de las razones por las que el ejército fue involucrado de manera directa. La delincuencia organizada había cooptado y rebasado a la policía y la amplitud de la amenaza era tal que el Estado estaba en riesgo. En un marco político y de amenazas a la seguridad del siglo XX, la participación del ejército no tendría lugar. Pero en el siglo XXI, las amenazas no se encuentran en las guerras entre ejércitos, sino contra grupos delincuenciales que tienen muchas veces, mayores capacidades que los ejércitos.
Durante el gobierno de Fox, los golpes mediáticos de la violencia organizada fueron el medio por el cual ésta avanzó terreno, creando incertidumbre y miedo. Pareciera que la lección ha sido rápidamente aprendida por Calderón: a diferencia de los primeros tiempos, los operativos de gran impacto mediático del gobierno han cedido para concentrarse en lo importante: la creación de capacidades en las labores de investigación, inteligencia, organización, entre otras. Sin esas capacidades la batalla está perdida. Calderón parece haber corregido el rumbo, aunque quedan dos grandes interrogantes: ¿Llegará la estrategia calderonista hasta la Secretaría de Hacienda, en el combate al lavado de dinero y el proceso contra importantes personajes políticos involucrados en la delincuencia organizada? ¿Qué estrategia adoptará para "la otra delincuencia", la de la inseguridad pública que representa más del 80% de los delitos, menos mediáticos, pero más cotidianos para los mexicanos?


Georgina Sánchez, consultora independiente.
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Breve entrevista con la doctora Sara Pérez Kasparian, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Anáhuac. Imparte cátedra en Derecho Penal y Criminología desde hace 16 años.
Es Licenciada en Derecho por la Universidad de LA Habana, Cuba. Doctora en Derecho por la Universidad Anáhuac, en convenio con la Universidad Complutense de Madrid. Maestra titular de la cátedra de Derecho Penal y Criminología, Coordinadora Académica en la Facultad de Derecho de la Universidad Anáhuac.
Sus publicaciones están en este sitio.
http://www.saraperezk.com

--¿Cuál es el análisis que se puede hacer a un año de gobierno de Felipe Calderón, en materia de seguridad?

--Sobre la Seguridad Pública no creo que han ocurrido cambios sustanciales, ni en materia federal ni en materia local, lo peor es que dados los límites de competencia que tienen las policías locales y federales, a veces ocurren confusiones, a veces las “balaceras” se producen entre diferentes cuerpos policíacos, pues se confunden, y de eso se aprovecha la delincuencia, en especial la delincuencia organizada. Quiero dejar aclarado que, el sistema de leyes, de momento puede resolver los problemas acuciantes de seguridad, lo importante es cuestionarnos si las personas que aplican las leyes, ¿actúan o no correctamente? Creo que ese es el problema esencial, que la ley no se está aplicando debidamente, que los servidores públicos no siempre tienen una conducta ética.

--¿La corrupción, es la misma de antaño, se gana esta lucha?

El asunto de la corrupción ya es prácticamente una forma de “subcultura” que de generación en generación ha perneado tanto a cuerpos policíacos federales como locales, existe una maña y es que por ejemplo: cuando la policía judicial tiene una orden de aprehensión en contra de un probable delincuente, si lo localizan y van y le dicen: “señor, aquí tenemos la orden del juez para llevarlo preso pero, si usted nos da una gratificación… No pasa nada… el sujeto evade la justicia, los policías reciben la dádiva, esto es un delito de extorsión y ocurre a diario. Contra esto no se ha podido hacer nada.

--Durante el pasado proceso electoral por la presidencia escuchamos un sinfín de propuestas…

--Sobre las “promesas de campaña” al menos en materia de seguridad pública, no hay cambios sustanciales, como la canción de Julio Iglesias, “La Vida sigue igual”

--¿Ha sido acertado o no todo el despliegue policiaco y militar en diversas zonas del país?

--En cuanto a estos despliegues, ante la situación actual que se vive, yo no veo inconveniente que se sigan haciendo, siempre que se respeten las garantías individuales de las personas, que en el marco de estos despliegues no se extorsione a las personas. Yo estoy de acuerdo con el operativo en el DF del alcoholímetro, esto puede mermar la garantía de seguridad jurídica de las personas (artículo 16 constitucional) pero puede fortalecer la seguridad en la vía pública en relación al tráfico vehicular. También estoy de acuerdo con los operativos para checar la documentación de los coches, eso puede prevenir el robo de vehículos o cualquier otro delito como por ejemplo, los relacionados con armas de fuego, cuando las personas llevan armas en el coche u otras cuestiones, como falsificación de documentos relacionados con la documentación del coche o de identidad de las personas, etcétera. Repito, que se respeten las garantías de las personas… que no se les maltrate, que no se les extorsione, que se proceda estrictamente de acuerdo con la ley, esto quiere decir: que se les presente de inmediato ante la autoridad competente, que es la que decide de este tipo de situaciones, ya sea el MP o en el caso del alcoholímetro que se aplique el arresto obligatorio en estos casos, pero los policías se aprovechan cuando alguien comete algún probable delito para extorsionar y eso no se vale.

--¿Son ciertos los indicios de una posible colombianización en el futuro de México?

--No creo aún en esta situación actual, que se llegue a la colombianización. Estos son pronósticos exagerados, la prensa es muy sensasionalista, y esto lo digo con el mayor respeto a tu persona. No existen a nivel federal ni local, estrategias eficaces para lograr la verdadera prevención del delito, las cosas no se resuelven tan solo con operativos, hay que planear a corto, mediano y largo plazo las líneas para la prevención del delito, hasta ahora no han funcionado las que se tienen en México, creo que es importante dar al Derecho Penal en lugar que le corresponde, y en la actualidad existe la tendencia de la “última ratio legis” o intervención mínima, si se aplicara con más fuerza el principio de “oportunidad”, si se aplicaran más frecuentemente las penas alternativas a la prisión, es importante fomentar la educación, los valores humanos, la ética y la selección correcta de los servidores públicos, el sistema de sueldos, estímulos económicos, becas para sus hijos, etcétera, esto hay que instrumentarlo, y por supuesto, aplicarlo.

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