9.9.15

Cuando la cuenta ya no sale, la vida antes de Uber




Por Pedro Díaz G.


Qué difícil se hace cruzar avenida Cuauhtémoc entre el espeso tráfico de las nueve de la mañana, pero este taxista maneja como un demonio. ¿O será pleonasmo?
Lo logra, a pesar de que me acabo de subir a las afueras de la Cineteca y deseo dar vuelta a la izquierda para tomar Churubusco, hacia el aeropuerto: avienta el Tsuru y cruza con casi natural rudeza los seis carriles de la avenida. La porra lo saluda.
Y entonces la charla es inmediata:
--Hay que ser audaces en este oficio –comento agradecido.
--Cabrones, diría yo –escupe con cierta molestia. Noto que anda de malas. No tarda en confesarlo: cargó gasolina esta mañana y se encontró con la sorpresa de que volvió a subir de precio. Y él, ya lo veré, es un experto en el tema.
--Pero son aumentos pequeñitos, ¿o no? --atrevo como si desconociera la noticia.
--Pero de centavos en centavos... –lo lamenta--, son ya 17 aumentos en el año.
--¿17?... ¿qué, no iba a ser uno cada mes?
--Eso dijeron en diciembre: después de autorizar un aumento de alrededor de 40 centavos para iniciar enero. Y sí, empezando el año yo dejé de usar la premium para el taxi, porque subió a 8.77 contra los 7.03 de la magna. Parece poco, pero para un tanque de 45 litros, la diferencia es hasta de 80 pesos por carga.
Sí. Romeo Porras, este taxista de la ciudad de México, tiene mucho de razón cuando comenta: “Nos informaron que los aumentos mensuales para la gasolina magna y la premium serían de dos centavos; 1.66 para el diesel. Pero no cumplieron: antes la subían cada mes, pero ahora sólo te avisan un día antes, y a la gente ni nos dicen nada. Y ya llevan 17... Y dicen que seguirá subiendo pero ahora a un promedio de 20 centavos al mes”.
Segundón y volantazo, apenas cruza Tlalpan decide pasarse a la lateral: “aquí se avanza mejor”, me convence.
Así que subió la gasolina nuevamente.
Por eso su endemoniada molestia.

* * *

Romeo pide permiso para prender un cigarro. Fuma con fruición cuando el segundo microbús le gana el paso. No avanzan en el carril de la izquierda pues la señora de aquella camioneta ya le pegó a otro coche.
Así, entre claxonazos y mentadas de madre, me entero de que agosto fue terrible para los hombres del volante, con cuatro aumentos a la gasolina, y que septiembre no les pinta distinto.
Que sin mediar explicación alguna, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público determinó elevar, por segunda ocasión en menos de tres días, los precios de la premium y el diesel, con lo cual estos combustibles acumulan un alza de 11.3 y casi 15 por ciento en 2008.
Cuenta Romeo que él mismo bautizó a este primero de septiembre como el día del aumento a la gasolina, en sustitución al día del presidente.
Pero también recrimina que fue fugaz el aumento que ubicó a los combustibles en 7.35 la magna, 9.17 pesos la premium, y 6.50 el diesel, al amanecer de septiembre.
“Y ahora anuncian, otro aumento más --se queja este hombre desesperado también por el caos que producen las obras viales sobre Churubusco y su interminable serie de embudos.
De la cajuela saca una libreta, en donde ha apuntado algunos de los aumentos, la misma en donde calcula su consumo semanal de gasolina. En sus anotaciones más recientes se lee:
El litro de premium cuesta 9.18 pesos.
El diesel se elevó a 6.53 pesos.
Y la gasolina magna --la de mayor consumo en el país--, permanece en 7.35 pesos (pero ya acumula un aumento de 9.54 por ciento en lo que va de esta administración).
“Todo está subiendo, y va a subir más --se disgusta el vehemente charlista--: los alimentos, las bebidas, el tabaco; y la gasolina...”
Su materia prima, que se mide en octanos, está cada día más cara. “Y con la gasolina sube todo, como el gas, la comida y servicios”, comenta. Acelera despacio; mira al taxímetro. Va rumiando durante todo el camino su coraje.
Antes de que el semáforo cambie a rojo, dice abruptamente:
--Y los autotransportistas del país ya amenazan con elevar sus tarifas... Ya vienen las alzas generalizadas.
Chin. Ya se nos cruzó el camión.

* * *

La cuenta ya no sale.
Eso dice cuando narra algo de su historia. Por fortuna los camiones que nos han llenado de humo el recorrido se dan vuelta a la derecha al llegar ala Central de Abasto.
“Recojo el taxi a las seis de la mañana en la San Rafael, y a veces me la paso nomás dando vueltas hasta que sale el sol. Es cuando me desespero. Soy el típico chofer que presumo de conocer toda la ciudad, incluyendo colonias nuevas, y además, para cuando quieras, soy guía de turistas; trato siempre de ser amable con la gente, pero en los últimos días he andado de malas.
Estos incrementos nos va afectar, pues, por ejemplo, en mi caso doy 300 pesos de cuenta al dueño del taxi. Y si a las doce del día no han salido, nomás ya no sale, porque tengo que volver a cargar el tanque del taxi y entregarlo lleno, como lo recogí.
Yo tengo mis trucos –cuenta mientras devora el carril de alta de Río Churubusco y echa pestes cuando el camino se hace angosto por las obras viales --: a las seis de la mañana tus clientes son los vendedores de tamales, de tortas. Los que van a poner sus puestos y salen temprano de sus casas cargados de anafres, cajas y costales. Con ellos te persignas.
Uno o dos vendedores mañaneros y entonces sí te vas a las estaciones del metro. Mi favorita es Sevilla. Luego luego me voy para allá porque desde las siete ya está saliendo la gente que va hacia las zonas militares, o hacia Tecamachalco. Y te conviene llevarlos para allá porque una vez pasando el límite del Distrito Federal con el estado de México les cobras doble, aunque te regresas sin pasaje, porque no puedes subir gente en el estado, o no te la acabas con los propios compañeros.
Yo cargaba 120 pesos al día, a lo más, a principios del año, pero ahora le estoy poniendo casi los 200.
Cuando estás de buenas, por allá de las tres ya te los ganaste, pero si te pasas una hora y media o dos dando vueltas, con lo cara que está la gasolina, pues olvídate: la cuenta ya no salió.

* * *

Es casi una reacción natural que al aumento al precio de los combustibles, se detone una carrera en los precios de todo tipo de bienes y servicios, especialmente en los alimentos. Esto se debe a que el sector transporte es el mayor consumidor de petrolíferos, y al aumentar el precio del transporte, aumentan los precios de todos los productos.
“¿De que nos sirve ser dueños de Pemex si la gasolina esta carísima para los mexicanos? –comenta ahora Romeo Porras, cuando su taxi casi vuela por Francisco del Paso.
“Además, los taxistas ya le sabemos bien: hay muchas gasolineras en donde por cada 100 pesos de gasolina en realidad recibes si bien te va, 90. ¿Te imaginas cuánto te han robado en el ultimo año si cargas un promedio 100 pesos diarios?, y ahora esto, multiplícalo por millones de autos, ¿qué buen negocio, no?
“Lo que yo recomiendo es verificar que marque ceros la bomba; que la descarga de combustible sea en flujo lento; cargar de mañana o de noche, pues la temperatura afecta la densidad del combustible y cuando pidas tanque lleno, corta cuando bote el despachador. Además, como el combustible es muy volátil se evapora con el calor, así que entre más vacío esté el tanque, el combustible se esfuma con mayor rapidez; siempre es bueno traer el tanque casi lleno.
“Sobre todo, yo cuando me doy cuenta de que en una gasolinera me están robando, primero: ya no vuelvo, segundo le digo a todos mis amigos taxistas que ni se paren por allí y tercero, los denuncio a Profeco.

* * *

El tráfico se detiene nuevamente; seis filas a cada lado, algunos de plano apagan el motor, otros avanzan tres metros; se paran, charlan, miran por el retrovisor esperando el momento en que los autos de más adelante reanudarán la marcha en medio de una guerra insultos y bocinazos.
La inmovilidad es enervante.
Llegan a mi mente entonces algunos consejos de la Profeco para ahorrar combustible en tu vehículo:
Que no se evapore tu gasolina: sólo el 13 por ciento de la energía que contiene la gasolina del tanque se utiliza para mover el automóvil, el resto se pierde en forma de calor y de energía para que entre aire al motor y salgan los gases producidos por la combustión.
Es malo arrancar en frío, frenar y acelerar continuamente, la fricción constante entre las partes mecánicas y de rodamiento y la resistencia del viento al avanzar, dan origen a un mayor consumo de combustible y a una contaminación inútil. La solución es sencilla: hay que cambiar de hábitos.
Al acercarte a una subida, acelera gradualmente antes de entrar. No aceleres mientras avanzas por la pendiente, pues sólo forzarás el motor y aumentarás el consumo de combustible.
Cuando la pendiente sea hacia abajo, ahorra combustible valiéndote de la gravedad y del propio peso del vehículo para impulsarte.
Cambiar a cada rato de carril sólo incrementa el consumo de combustible y provoca más fastidio en el tráfico denso, además de que haces enojar a tus vecinos, aunque ten en cuenta que conducir a muy baja velocidad es igual de contraproducente que hacerlo a alta velocidad.
La mayoría de los vehículos ofrecen un óptimo rendimiento entre los 50 y 70 kilómetros por hora. Resiste la tentación de apresurarte, respeta el reglamento de tránsito, relájate y ponte alerta.
Cada vez hay más automotores y todos tienen prisa. Por eso, al acelerar, hazlo con suavidad y gradualmente. Acelerar a fondo puede producir hasta cuatro veces más consumo que si aceleras de manera progresiva. Conduce a una velocidad moderada, pues las altas velocidades sólo incrementan el consumo de gasolina y te ponen en riesgo de sufrir un accidente.
Selecciona el carril de velocidad más adecuado para tu ruta y mantente en él. Guarda el espacio suficiente para detenerte con suavidad, y cambia sutilmente de carril, es más seguro.
Cuando manejes en carretera, cierra las ventanas y usa la ventilación interior. Abrir las ventanas o el quemacocos aumenta la resistencia del aire sobre el vehículo, por lo que hay un mayor consumo de gasolina.
No llenes el tanque de gasolina hasta el tope y verifica que esté bien cerrado para que la gasolina no se derrame o evapore. Lleva un control de los pagos que realizas en las gasolineras y de cuánto te dura el combustible, así podrás notar anormalidades y verificar la efectividad de estas medidas de ahorro.
Para recorrer distancias cortas, utiliza el transporte público o camina. Los viajes cortos aumentan el consumo de gasolina y la contaminación hasta en un 50 por ciento.
Planea tus salidas en función del tiempo que requieres para transportarte. Andar con el tiempo medido te obliga a aumentar la velocidad, frenar bruscamente y arrancar rápidamente. Si aprovechas tu tiempo, ahorras gasolina y aumentas la vida útil de tu vehículo.
Ah, y aligera tu nave: saca del vehículo los objetos pesados que no vas utilizar. Además, un buen mantenimiento de tu coche puede disminuir el consumo de combustible en un 10 por ciento, además de que tendrá un mejor rendimiento; afínalo cada seis meses o cada 10 mil kilómetros: un auto que requiere afinación puede consumir hasta un 20 por ciento más de combustible.
Mantén limpio el filtro de aire y cámbialo periódicamente. Vigila que la presión de las llantas, así como la alineación y el balanceo sean los adecuados.
Para calcular el rendimiento de tu auto, puedes seguir un sencillo procedimiento: llena el tanque de combustible; anota la fecha, el precio y la cantidad de litros de gasolina que compraste, así como la lectura del odómetro. Cuando llenes nuevamente el tanque, anota la fecha, la lectura del odómetro, el precio y el número de litros de combustible consumidos.
Haz un cálculo de los kilómetros recorridos y la cantidad de litros que consumiste en ese periodo. Al volver a cargar gasolina, repite el procedimiento y compara los resultados con los del periodo anterior. Para obtener el rendimiento, divide la cantidad de kilómetros recorridos entre los litros de gasolina consumidos.
Este es un alto especialmente interminable.
Apenas arranca la masa de fierros y neumáticos en la que se ha convertido el cruce con Tezontle, unos aceleran bruscamente, pero de inmediato clavan el freno; no pasan de la primera velocidad y de nuevo al punto muerto, al freno de pie, al freno de mano... Y así otra vez y otra vez y otra más: el semáforo se pinta de rojo, nuevamente.

* * *

Regresa del letargo que le provoca las emanaciones de los demás automóviles. Impetuoso hará un recuento este conductor ya enardecido:
De enero a mayo los precios aumentaron más de lo proyectado en el gasolinazo propuesto por Felipe Calderón y aprobado por los legisladores: a la fecha se importa el 43 por ciento de las gasolinas que se consumen en el país, debido a una política petrolera que privilegia exportar petróleo crudo en vez de procesarlo internamente.
Georgina Kessel, Secretaria de Energía, advirtió hace dos semanas que “se continuaría con la política de ajuste gradual de precios”.
Y si bien hasta ahora los aumentos han sido graduales, el panorama que analiza Banamex es aún peor: anticipó que los incrementos en el precio de las gasolinas en lo que resta del año podrían promediar casi 20 centavos por mes.
En 2007 el Congreso aprobó la aplicación de una sobretasa a los precios de los combustibles: la gasolina magna se incrementaría 2 centavos a lo largo de 18 meses, es decir, serían 18 centavos en nueve meses. En la práctica, el precio ha subido seis veces más.
Y en el caso de la gasolina premium, el aumento sería de 2.44 centavos mensuales en un período de 18 meses; o sea, en nueve meses serían 21.96 centavos, pero ha aumentado a más del doble. Aún descontando los 5 centavos del desliz mensual, los precios del gasolinazo están por encima de lo programado.
Los aumentos a los petrolíferos también han venido subiendo, tratándose del diesel, turbosina y combustóleo, así como el gas licuado.
Es de especial regocijo dejar atrás al Río Churubusco. Ya aceleramos sobre Consulado.


* * *

Los mejores recorridos –dice cuando apreciamos los nuevos puentes del aeropuerto, y los autos avanzan en tercera-- son esos en los que cobras entre los 50 o 60 pesos, porque en unos 20 minutos ya te los ganaste y tu carro está listo para subir a otro cliente, con un nuevo banderazo. Ora que si te paga 70 u 80 pesos, rayado, porque entonces ya te da un colchoncito para tener un mal rato sin pasaje.
Uy, yo ya llevo como 14 años de taxista. Y he andado en todos los carros: Vochos, Tsurus, Atos, Matiz y alguna vez, aquí en el aeropuerto, hasta en un Altima. Ahorradores y gastalones. Con verificación o verdaderas chimeneas. Y siempre andamos midiendo el consumo de gasolina, porque de ello depende la ganancia del día.
Por eso nosotros siempre buscamos cuál es el camino más rápido, conocemos todos los baches, las construcciones, los atajos, y claro que hay muchos compañeros transas que para sacar lo de la cuenta, por ejemplo, alteran la tarifa del taxímetro con un botoncito llamado “la rata”, a la izquierda del chofer, por el lado de la puerta, y entonces, cuando te agarran borracho o distraído, le van picando y el taxímetro avanza más...
Así que: si ves que el taxista no saca el brazo izquierdo o no lo usa mucho para tomar el volante es que te están atracando.
Prende el radio. En las noticias se repiten constantemente las declaraciones de Gerardo Ruiz Mateos, secretario de Economía:
“...La verdad es que la gasolina (mexicana) sigue siendo la gasolina mas barata del mundo, no tienen por qué subir los precios ni impactar en eso”.
Lo dice a pesar de que el aumento a los precios de los combustibles se produce en un contexto de desaceleración de la economía nacional, con la caída de la actividad industrial y el mayor aumento en el desempleo en los últimos cinco años.
Ruiz Mateos asegura que “lo que les puedo decir es que la gasolina en México sigue siendo 40 por ciento más barata que en Estados Unidos y una tercera parte mas barata que en otros países, que sigue habiendo un subsidio muy importante por parte del gobierno federal y que el gobierno federal seguirá apoyándolos en esa materia.
“Para el gobierno federal, el ajuste a las gasolinas y el diesel no tiene por qué impactar en las tarifas de transporte, ni esto trasladarse a los precios de alimentos o mercancías al consumidor”.
Stop.
Todos frenan.

* * *

Cuando damos vuelta en Eduardo Molina, debemos escapar de un par de policías que acechaban el Tsuru de Romeo.
--Búsquele, joven. Eso no es cierto. La gasolina más barata no se vende en México.
Lo haré, prometo. Y sí: los números del estudio de Asociados por la Investigación Internacional, desmienten la declaración del secretario de Hacienda.
Me entero así que Venezuela es la nación que vende la gasolina a más bajo costo a sus habitantes; México, a más de la mitad del precio en Estados Unidos, mientras que la más cara se paga en Oslo, Noruega, con precios seleccionados entre junio y julio.
Venezuela registró el precio del galón de gasolina (3.78 litros) en 0.12 dólares.
En tanto que en Teherán es de 0.41 dólares; en Riyadhi, Arabia Saudita 0.47 dólares y Kuwait 0.92 dólares.
El precio promedio en Estados Unidos alcanza los 4.60 dólares por galón, y en México es de 3.29 dólares.
Otros precios comparativos se dan en Vancouver, Canadá, con 5.50 dólares; Montreal 5.57 dólares; Santiago de Chile 5.18 dólares y Sao Paulo, Brasil, 6.38 dólares, Nicaragua 5.07 dólares y Australia 5.57 dólares.
La gasolina más cara se consume en Europa, con 9.85 para Oslo, Noruega; 9.43 dólares en París, Francia; 8.96 en Londres, Inglaterra; Seúl, Corea con 7.33 dólares; en Tokio, Japón, 6.30 dólares y Nairobi, Kenia con 5.94 dólares, entre otros.
Los precios de la gasolina –informa el estudio-- varían por sus costos de refinación, distribución y mercado, pero el factor más importante es la política gubernamental, en donde algunas naciones imponen impuestos a los productos petroleros, y otros los subsidian.

* * *

Antes de llegar a la avenida Aragón está el último obstáculo: cuatro carriles saturados por más de 250 metros:
Pero hemos llegado.
Y sólo por añorar platicamos de que con una campaña publicitaria en 1997, Petróleos Mexicanos lanzó las gasolinas premium y magna, dejando atrás a las gasolinas Nova y Extra.
Que a partir de 1998 únicamente se consume en el país gasolina sin plomo, con índices de octano similares a las disponibles en el mercado internacional.
Pero también recordamos que en 1998 la magna costaba 4.25 pesos por litro hoy tiene un valor de 7.16; en el mismo período el diesel se incrementó de 3.35 por litro a 6.50; y la premium, que nació a un precio de 2.87 pesos en 1996, es hoy la gasolina más cara de México: a 9.18 pesos (poco menos de un dólar) por litro.
--Nos urge un aumento a las tarifas –reclama cuando me da 20 pesos, cambio de un billete de cien.
--Lo malo –finaliza el taxista exaltado--, es que si autorizan el aumento, los primeros días, y así siempre sucede, vamos a tener menor afluencia de pasaje, por el mismo incremento: la gente al principio no se quiere ni subir, porque sabe que le va a costar más caro... Pero pues así es esto del aumento a la gasolina...

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